Los japoneses ya pueden respirar tranquilos. Pese a la amenaza que suponía el acuerdo del TPP firmado el pasado mes de febrero, el Primer Ministro Shinzō Abe ha disipado la preocupación de los fans del manga y el anime en cuanto a la reclasificación de los dōjinshis como shinkokuzai (delitos que solo se pueden juzgar si el afectado presenta cargos), un punto que presentaba una zona gris en las leyes japonesas y que se veía comprometido por los cambios sobre el copyright que imponía el tratado. En concreto, las palabras de Abe han sido las siguientes:
Los dōjinshis no compiten en el mercado con las obras originales y no perjudican las ganancias de sus creadores, por lo que siguen siendo shinkokuzai. Así pues, los trabajos realizados por fans, como las parodias, se mantienen a salvo, y solo se denunciarán aquellas obras que tengan un importante ánimo de lucro, que se apropien de la obra original en la que se basan o que dañen de manera inapropiada los derechos de los autores originales.
El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) es un pacto de comercio libre bajo negociación entre 12 de los países de la cuenca del Pacífico que quiere estandarizar los derechos de propiedad intelectual. Su aplicación ponía en peligro ferias como el Comiket, cuya idiosincrasia está íntimamente ligada a la venta de los dōjinshis, y por ello ha surgido un importante movimiento en los últimos meses en contra de esta ley, llegando a contar con el respaldo de figuras como el dibujante Ken Akamatsu (Love Hina, Mahou Sensei Negima).
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