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Análisis: Gorda, de Moyoco Anno

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Un día, la grasa aparece y comienza a multiplicarse. Va invadiendo todos los rincones del cuerpo.

Así comienza Gorda, de Moyoco Anno, y así comienza también la pesadilla de Noko Hanazawa, la protagonista de la obra. Pero quien crea que se trata simplemente de una pesadilla inventada por Anno, como elemento nacido en el subconsciente de Noko, es que no conoce la que, desgraciadamente, es la realidad de más personas de las que nuestra sociedad está dispuesta a admitir.

Limitar Gorda a la categoría de historia de ficción es quedarse muy corto. Anno presenta la obra como una crítica a la sociedad japonesa, un retrato de la discriminación que sufren las personas, y particularmente las mujeres, que no encajan en los cánones físicos que impone esta sociedad. Y si bien es cierto que Japón es conocido por ser especialmente estricto con el cuerpo femenino, proclamar que la obra no puede considerarse también reflejo de la sociedad occidental sería francamente hipócrita. Gorda es un retrato de un problema social que traspasa fronteras, y aunque es un retrato grotesco, no por ello deja de ser fiel a la realidad.

La historia se nos presenta desde la perspectiva de Noko Hanazawa, una mujer japonesa joven, que vive sola y trabaja en una empresa, y que está gorda. El título original del manga, Shibou to Iu Na no Fuku wo Kite (Vestida con un traje llamado grasa), es un mensaje repetido en la obra bajo la forma de un pensamiento recurrente de Noko. Su correspondiente título en la edición española de Ponent Mon, Gorda, es un término que obsesiona tanto a la protagonista como a aquellos que la rodean. Esta idea, en cualquier caso, es la que mueve a Noko a intentar por todos los medios encontrar la aprobación de su entorno y, al mismo tiempo, es el lastre que le impide lograr ese objetivo.

Hay que tener muy presente que la obra se nos presenta desde el punto de vista de Noko, que, pese a la amargura que esto le provoca, tiene muy clara su realidad: que está gorda, que es culpa suya y solamente suya, y que su cuerpo es la causa de todas sus desgracias. Desde el punto de vista de Noko se nos presentan también, en un principio, las opiniones y motivaciones de todos sus conocidos. La mayoría de estos, por supuesto, reiteran el mismo pensamiento: el problema es que Noko está gorda.

Destacar este aspecto de la obra es importante en dos sentidos. En primer lugar, porque se nos está presentando un punto de vista subjetivo. Debo reconocer que hay personajes que me ha resultado muy difícil estudiar dejando de lado el filtro que Noko presenta para ellos. Personalmente, creo que esto refleja el éxito de la obra en mostrar lo difícil que resulta deshacerse de pensamientos obsesivos como los que la asedian a ella. Ante todo, hay que recordar que Noko no tiene la verdad absoluta, que el mundo gira más allá de ella. Es un narrador absolutamente necesario para presentar la historia, pero cuya perspectiva no debemos tomar, necesariamente, como la realidad. En segundo lugar, porque si bien es cierto que el tema principal de la obra se resume en el concepto de gorda, hablamos de una obra de corte psicológico cuya denuncia va mucho más allá de la gordofobia.

No sé si es siquiera posible analizar Gorda fuera de una perspectiva feminista, pero lo cierto es que yo no he encontrado la manera. El hecho es que los problemas que presenta la obra, y que tanto atormentan a Noko, están innegablemente ligados al sistema patriarcal. La prueba más evidente es que las motivaciones tanto de Noko como de la mayoría de sus compañeras de trabajo se reducen a asegurar la aceptación masculina. Incluso la clara jerarquía existente entre ellas se basa en su capacidad para conseguir dicha aceptación. De hecho, la amistad se presenta en la obra como un concepto extrañamente hostil y claramente falso, y la sororidad es una idea prácticamente intexistente.

En particular, las concepciones psicológicas de Noko se entremezclan con esta necesidad de aprobación, en su caso tanto por parte de los hombres como de las mujeres superiores a ella (es decir, de aquellas que consiguen mayor aceptación masculina y cumplen mejor con las exigencias sociales). La aspiración a unos cánones de belleza imposibles, la falta de autoestima, la dependencia y la falta de aceptación de sí misma dan lugar a una mentalidad forzada a la sumisión, asediada por el sentimiento de culpa y restringida por la autocensura. Todo ello genera un evidente cuadro de ansiedad, que se retroalimenta en un círculo vicioso. La obsesión por adelgazar provoca a un tiempo pensamientos obsesivos con respecto a la comida y una alimentación demasiado limitada. Cuando la ansiedad llega a límites insoportables, Noko pierde el control y comienza a comer compulsivamente. Una vez pasado el pico de ansiedad, la culpa se apodera de ella, reafirmando la necesidad de perder peso y la idea de que ella es la única responsable de su situación. Así, el ciclo se repite eternamente.

Los puntos de vista de los personajes secundarios son esenciales para comprender el auténtico contexto en el que se mueve Noko. Algunos de ellos confirman que, efectivamente, la gordofobia no es ninguna invención de su mente. La discriminación y el rechazo que sufre la protagonista son reales, y precisamente por ello, culparla de su situación, tal y como hace ella misma, es absurdo; Noko es, en realidad, una víctima.

Es interesante observar la contraposición de ideas que aparecen a este respecto en la historia. La mayoría de los personajes desprecian a Noko, tanto por estar gorda como por su actitud apocada e insegura. Sin embargo, al mismo tiempo, su sensación de superioridad con respecto a ella se basa en estos elementos, e intentan presionarla para que la situación no cambie y mantener, de esta forma, su posición sobre ella. En otros casos, las presiones se dan a través de la cosificación de su cuerpo. El cuerpo femenino se muestra en la obra como un elemento estético, sexual y de consumo, moldeado según el gusto masculino. Así, Noko debe moverse en esta dicotomía en su búsqueda de aceptación.

La voz de la razón es difícil de encontrar de forma directa en la historia. El foco está puesto en lo irracional, en lo absurdo de las presiones y motivaciones que mueven a la mayoría de los personajes, cuyos objetivos suelen limitarse a asegurar su posición jerárquica, alimentar su ego o satisfacer sus deseos, generalmente superficiales. El hecho de que la propia Noko sea incapaz de atender a razones más allá de la satisfacción de los que la rodean no facilita encontrar un mensaje que rompa con el caos social y presente una reivindicación directa. No quiero decir con esto que ese mensaje no exista; se encuentra en boca de los personajes más alejados de esa sociedad absurda y autodestructiva. Personajes que, de hecho, la sociedad consideraría viciosos y despreciables, y que, en la práctica, son los más libres y dueños de sí mismos.

Como queda de manifiesto, considero que el aspecto más interesante de Gorda es el narrativo. Tanto la narrativa como los personajes y, por supuesto, el factor psicológico, dan juego para reflexionar largo y tendido, y el hecho de que sean tan fácilmente aplicables a nuestra realidad solo lo hace más interesante. No obstante, esto no significa que la obra limite a esto sus cualidades positivas. Estamos hablando de un manga, y el dibujo también tiene su propio papel en esta narrativa. Anno nos presenta un estilo crudo, en el que prima el mensaje de hostilidad de la obra por encima de la estética que, supuestamente, mueve a la sociedad. Es inteligente el juego de contraposiciones, en el que destaca el contraste entre la idea principal, obsesiva, gorda, gorda, gorda, con el despliegue de cuerpos femeninos excesivamente delgados. Estos modelos representan la meta de Noko, una meta que en seguida se perfila como grotesca y en absoluto sana, como la propia protagonista y el conjunto de la sociedad pretenden justificar. Anno juega con planos muy variados, con los que, a menudo, exagera o matiza el aspecto de sus personajes, en función de las ideas que acompañen a cada momento de la historia.

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Gorda cuerpo

En cuanto a la edición de Ponent Mon, se trata de un tomo único en tapa dura de tamaño considerable (170 x 240), con 264 páginas de buen gramaje. Si bien hablamos de una edición muy buena, por sus dimensiones y su peso considero que es una lectura para no sacar de casa. En cuanto al contenido, las páginas tienen un margen que hace la lectura cómoda y que permite la numeración de prácticamente todas las páginas. La traducción de Víctor Illera Kanaya es fluida y natural, y permite sumergirse en la lectura de forma cómoda y agradable. Como pegas que ponerle a la edición, he encontrado una pequeña errata en la numeración de los capítulos y, sobre todo, he echado en falta un índice al principio o al final del tomo. Son, sin embargo, aspectos menores, en mi opinión.

En definitiva, considero que Gorda es una obra profunda y crítica, capaz de retratar de forma acertada problemas de origen social y de presentarlos de manera minuciosa y completa. Al tiempo que describe la mentalidad colectiva, consigue transmitir un mensaje reivindicativo y señalar las causas que subyacen tras la problemática presentada. Una lectura muy interesante para ver más allá de la línea de pensamiento que se impone socialmente a la cuestión de los cánones de belleza y la gordofobia.

La entrada Análisis: Gorda, de Moyoco Anno se publicó en koi-nya.net.


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